De cuerpo perfectamente moldeado permite posar sobre ella mis flacos dedos que no pueden penetrarla, pues la delgada capa plástica o vidriosa de su periferia impone el más firme límite y preserva intacto su interior.
A veces con una armoniosa transparencia y maravillosas etiquetas coloridas. En ocasiones posee una opacidad embriagadora que priva de la luz del exterior a su mágico interior. Versátil depósito de diversos fluidos.
Tumbada tiene la característica más hermosa del traslado, el rodar sin final hasta perder el envión o simplemente encontrar algún objeto que pueda detener su movimiento. Parada sobre su propio eje, en una superficie plana es respetablemente inmutable.
Su capacidad de contención del fluido es completamente inclusiva, no discrimina entre sí tiene una proporción alcohólica alta como para incendiar una iglesia, proviene de las más deliciosas frutas cultivadas en la prefectura nipona de Miyazaki, es liquido de frenos, agua de cloaca o el elixir vital e irremplazable del ser humano como el agua potable.
Sus dimensiones pueden ser de una gran magnitud como para hidratar a toda una familia entera durante 7 días y siete noches; o minúsculas como para contener solo un trago y generar la muerte inminente según el grado de toxicidad de su contenido.
Han sido fieles guardianes de cartas secas en los naufragios, protegiendo mensajes en su interior de la más hermosa y profunda índole. Durante años cumpliendo con su labor ininterrumpida de vagar sin rumbo por la inmensidad de alta mar hasta encontrar alguna costa en la que poder tocar tierra firme y entregar al fin el comunicado a algún ser humano receptor.
Hemos sido testigos de la destrucción de portones de edificios con el propósito de rebelarse ante organismos gubernamentales con la resignificación de este cacharro utilizado con agresivo ingenio. En este caso relleno de un líquido altamente inflamable como podría ser gasolina y un trozo de tejido textil a medio introducir en el contenedor bien fijo con un tapón o corcho. Al momento de ser utilizada esta herramienta del caos, debe ser incendiado uno de los extremos de la tela y luego ser arrojada fuertemente hacia el objetivo a desbastar. Generarán un despilfarro de gasolina que combustiona gracias a el fuego de la mecha.
En ocasiones algunas culturas como la Argentina, aprovechan un grato momento de reunión entre seres queridos y proceden a buscarle un uso, que posiblemente sea el último, dándole una nueva forma para contener un brebaje. Estamos hablando de un ritual, específicamente de una bebida espirituosa que inició su popularidad en la provincia de Córdoba y luego ha sido adoptada por toda la población debido a que este cáliz permite albergar una mayor cantidad de pócima para que varias bocas degusten esta preparación. Suelen proceder cortando el cuerpo de un envase plástico con un cuchillo hasta separar ambas mitades; descartan la parte superior y proceden a llenar el interior de la parte inferior con una generosa cantidad de hielos, rellenando el %30 del más distinguido licor de hierbas y el restante 70% de una bebida dulce y gasificada popular como lo es la Coca Cola. No sin antes quemar levemente el filo de el contorno de esta ahora jarra de Fernet para no herir las comisuras de el fernetero/a (persona que disfruta de ingerir fernet en grandes cantidades).
Jamás perderán su capacidad de contención y pueden beneficiar a cualquiera de sus cualidades utilitarias a menos que sufran su total destrucción; y aún reducida hasta el polvo o triturado hasta las cenizas, su existencia repercute altamente durante varias décadas inclusive siglos. Un detalle no menor a la hora de seleccionar el material con el que será concebida, recomendamos especial conciencia enfocada en este punto. Un pequeño aporte que puede abordar un ciudadano de a pie es orientar siempre su consumo a los elementos que sean de mayor grado de reutilización. Siempre teniendo en cuenta que las botellas de plástico sirven para el fernet y las de vidrio para las molotov.