No me acuerdo el sueño con completa exactitud, pero igual que otras veces soñé que me relacionaba con dos hombres diferentes, hombres que no conozco, pero me relacionaba con completa soltura.
Alguien de fuera que comentaba cosas a lo lejos, yo lo escuchaba como si estuviera hablándome al oído, hablaba acerca de mi forma de relacionarme, creo que era mi vieja. Simplemente yo respondía que mi manera de relacionarme no tendría que afectarle a ella, ya que me sentía a gusto y si alguien no se sentía de esa manera tenía total libertad de expresármelo, y en ese caso yo vería si cambiaba mi comportamiento.
Esto me hace pensar en la cantidad de veces en que permití que la espuma de mi chocolate baje solo por que otros se sienten en total libertad de opinar y comparten un concepto cerrado de cómo relacionarse con el entorno, el vestuario, el trabajo, los vínculos, la sexualidad en pocas palabras con todo lo externo a uno, en definitiva todo puede ser y “debiera” ser esquematizado.
Indistintamente si es una forma auténtica o no, indistintamente si le hace justicia a la felicidad propia o no. Perdiendo de vista que uno debiera ser lo más autentico y fiel a si mismo que pudiera, para así cultivar relaciones más profundas, y realmente diferentes a todo lo demás.
Si globalizamos un comportamiento, una personalidad, una identidad, estamos eliminando todos los colores de la paleta, todos los matices, todas las posibilidades de combinaciones, contrastes, complementarios, análogos, monocromáticos etc. Todo hacia un mismo espectro elimina toda diversidad. Y lo diverso es lo natural, lo rico y lo nutritivo.